La principal diferencia entre la colecistectomía laparoscópica y la cirugía abierta tradicional es que la primera es mínimamente invasiva. Se realizan pequeñas incisiones en el abdomen a través de las cuales se insertan instrumentos quirúrgicos y una cámara pequeña llamada laparoscopio.
El laparoscopio es un tubo delgado con una luz y una cámara en un extremo. Permite al cirujano ver el interior del abdomen en un monitor. Esto elimina la necesidad de hacer una incisión grande para acceder al área de la vesícula biliar.
La colecistectomía laparoscópica generalmente ofrece varias ventajas sobre la cirugía abierta, como una recuperación más rápida, menor dolor postoperatorio y cicatrices más pequeñas.
El procedimiento se realiza bajo anestesia general, lo que significa que el paciente está dormido durante la cirugía.
Después de la cirugía, se proporcionan instrucciones sobre la dieta y la actividad física. Puede haber restricciones temporales en ciertos alimentos y actividades mientras el cuerpo se recupera.